Arde la concertada

El Gobierno ha encendido la mecha de un incendio cuyas proporciones no ha valorado suficientemente, anunciando que quiere cambiar la LOMCE para que la enseñanza concertada quede como complementaria, relegar la asignatura de Religión como no evaluable y acabar con los conciertos a los centros de educación diferenciada.

Deberían haber estudiado con calma esta cuestión, que atenta contra la Constitución, la jurisprudencia del Tribunal Constitucional y del Tribunal Supremo, y contra una parte muy importante de la sociedad. Algunos líderes socialistas admiten en privado que no están en contra de la enseñanza concertada –de hecho, llevan a sus hijos a centros concertados-, sino sólo de una parte, y con claridad delimitan esa “parte”: los centros de instituciones religiosas y los de educación diferenciada.

En el cul (accentual) a l'aire

L’Institut d’Estudis Catalans –IEC–, la verdadera i unica autoritat normativa del catala i del ‘valencià’, fa algun temps decidi simplificar l’accentuacio diacritica (ho aprovà el 24-10-16 i entrà en vigor en 2017) perque, conforme passaven els anys, des de 1913, se’ls anaven amontonant. I lo que nomes era un grupet de paraules –una trentena a primeries– s’ana eixamplant i fent-se un ‘monstruo’ idiomatic dificil de manejar per un usuari corrent de catala –i de ‘valencià’–. Si no recorde mal, pareix que la quantitat havia aplegat als 400 o 500 termens entre simples, plurals, composts i derivats. Com dia, en bona llei, els que poden determinaren reduir-los drasticament, quasi exterminar-los, perque nomes se’n salvaren 15 de la cremada.

¿I aço qué m’importa a mi?, ¿qué nos importa als usuaris de les Normes del Puig –primitives o derivades, pero no actualisades–? (per comoditat abreviare en NdPp). Realment no res.

Geopolítica de la diplomacia: de la clásica a la digital (III)

La nueva diplomacia de la era digital. Diplomacia pública

La diplomacia pública consiste en emplear los medios de comunicación adecuados para difundir noticias e información que permitan explicar la política exterior de un país a gobiernos extranjeros y poblaciones objetivo, con el propósito de conseguir e incrementar el apoyo a las políticas estatales propias. También se podría definir, de forma resumida, como las diversas acciones tendentes a influir en audiencias foráneas mediante un contacto directo con la población a través de los medios sociales, con la finalidad de conseguir un clima social y político favorable a los intereses específicos de un país.

La actitud del cristiano ante los hombres

El cristiano que se ha decidido a emprender los caminos del Evangelio se enfrenta a muchos problemas, ciertamente, pero uno de particular importancia es saber qué actitud debe asumir ante los hombres, sus hermanos, según el espíritu del mismo Evangelio. Porque la orientación de su vida le singularice de modo muy especial, el cristiano ni puede ni debe ser el creyente aislado y solitario, sino el creyente en medio del mundo de los hombres, vinculado continuamente a una realidad ineludible en la que ha de vivir su fe. El problema se plantea, justamente, en armonizar dos exigencias que parecen contrapuestas. En cuanto creyente, la fe que profesa le hace ser, lo quiera o no, distinto de los demás hombres; pero, ¿qué actitud debe asumir para que esa singularidad no le lleve a un distanciamiento de los hombres?

Señera de dos barras del Tratat d'Almirra, los blaveros y Sentandreu (y V)

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Y volvemos a la Real Señera coronada sobre azul y su primera imagen pintada

Como decía, en la década de los 80 visité archivos y bibliotecas por España, Francia, Italia y Portugal, donde tenían documentación sobre la enseña. La del pergamino de París era la que me provocó más emoción. Inédita, nadie había dicho una palabra sobre ella y, aún menos, reproducido para que el pueblo comprobara que el fondo azul de la corona no era un añadido de algún funcionario madrileño de la administración decimonónica o —como divulgaban los progres del 1970—, un símbolo falangista. Igual que sucedió con la leyenda castellana de la barras, la imagen de esta Real Señera la han reproducido sin citar quien la descubrió; y, la verdad, no tiene ninguna gracia que uno se subvencione de su bolsillo viajes, hoteles y demás gastos para que otro, en su casa, se apropie de lo ajeno. Mi intenció era que nosotros, los valencianos, tuviéramos argumentos científicos, y no folclóricos, para desmentir la aplastante producción de libros, revistas y panfletos donde se repite lo adoctrinado por Joan Fuster y Pere Mª Orts sobre la señera.

No es casual que este testimonio se custodie en París. Si estuviera en España quizá el azul habría mutado, milagrosamente, en negro. La joya se conservaba en el santuario humanístico de la Bibliothèque Royale que, en 1368, ordenó instalar Charles V en una torre del Louvre. A esta colección áulica, que más tarde generaría la actual Biblioteca Nacional de París, vino a parar el pergamino que contiene la primera representación de nuestra Senyera Real coronada sobre azul. Especialistas como el italiano Almagia, el francés Destombes o el español Rey Pastor apuntaron fechas entre el 1400 y 1410, pero todo sugiere que sería del 1380 o 90, al ostentar aún las dos barras de la primitiva señal real. El manuscrito contiene topónimos valencianos e informa de las banderas de Portugal, Castilla y León, Inglaterra, Imperio Germánico y Reino de Valencia. No eran enseñas municipales, como dicen los anexionistas. Precisamente las dos últimas, la alemana y la valenciana, han resistido mejor en su cromatismo el paso de los siglos.

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