Es una mala noticia que el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, renuncie a defender la vida. Si bien es cierto que hay un clamor creciente para desalojar de la Moncloa a Pedro Sánchez, no sirve como excusa para renunciar a una cultura de la vida.
La política es el arte de lo posible. Sin embargo, los derechos humanos han de estar en su base, y el derecho a la vida del concebido es el primer derecho, y el primer deber social de protección.
En el PP se impone el pragmatismo electoral de la mano de Feijóo. Lo que me resulta asombroso es que Feijóo argumente que no piensa derogar la ley del aborto de 2010 ni la que Irene Montero va a sacar porque es algo que engorda a Vox.
Que el aborto revuelve remordimientos y divide es evidente, y me alegra que al menos provoque esos remordimientos. Pero más bien engorda a Vox que el PP renuncie a la batalla de la vida. Basta escuchar a muchos votantes o partidarios de Vox, que alegan esa renuncia del PP a derechos como el de la vida para elegir otra opción política.