Sorprendentes realidades
El pasado jueves, 15 de junio, en Nules hubo un acto inusual, con ingredientes dignos de resaltar. Todo sucedió en la inauguración oficial de la calle dedicada a José-Jaime Canós, un médico nulense que ejerce en el Hospital de La Plana. Si noticia es algo que se sale de lo habitual, algo llamativo, en ese acto hubo varios aspectos dignos de destacar. Casi un millar de personas en la inauguración de una calle, hasta ahora llamada Rambleta, y ahora Doctor José Jaime Canós. Ya es una cifra considerable, pese al calor. Entre los asistentes, varios cientos de vecinos del municipio, amigos y familiares del Doctor Canós, pero también personas venidas de Madrid, Valencia y otras ciudades alejadas.
Valencia 1238: Mito y realidad
Es sabido que Jaime I hizo su entrada en la recién conquistada ciudad de Valencia el 9 de octubre de 1238, tras un asedio que duraba desde la Pascua, cuando los nobles convocados habían de presentarse en el lugar de El Puig de Enesa o de “Cebolla” (etimología popular del árabe Yuballa “montículo”), que desde aquellas fechas recibirá el nombre más entrañable de Puig de Santa María.
La capitulación de la ciudad de Valencia se firmó poco antes en Ruzafa, el día 28 de septiembre de 1238. Zayyan, último gobernador musulmán y nieto del legendario Ben Mardanis, llamado también rey Llop o Lobo por los cronistas cristianos, abandonó con sus incondicionales el alcázar de Valencia el 8 de octubre, según acredita el historiador de origen ondense Ibn al-Abbar, secretario o katib del propio Zayyan y presente en la rendición.
DIÓCESIS DE VALENCIA
Pero antes de que el rey pusiera el pie en Valencia ya habían sucedido muchas cosas. Me refiero, entre otras, a los actos de posesión que el obispo Jimeno de Albarracín (que actuaba en nombre del arzobispo de Toledo Rodrigo Jiménez de Rada) y Pere d´Albalat arzobispo de Tarragona, habían realizado en fechas anteriores para dejar constancia de sus derechos sobre las diócesis de Valencia.
“Podemos”, contra Amancio Ortega
Podemos ha enfilado a Amancio Ortega, porque es el exponente del éxito de la iniciativa privada frente al estatalismo a ultranza que pretende el partido de Pablo Iglesias.
Podemos busca anular la vida social, cultural y empresarial, y convertir al Estado en único proveedor de servicios ciudadanos. En definitiva, adueñarse del tejido social, para domesticarlo, que sirva a sus intereses ideológicos y plataforma para un crecimiento en votos para su partido. Para esa estrategia, Amancio Ortega, el máximo accionista de Inditex, es un obstáculo, personifica lo que la formación podemita desea desterrar, alegando los derechos humanos y la dignidad humana.
En el Congreso de los Diputados ha intentado incluso que comparezca el empresario, alegando las condiciones laborales de alguna empresa suya en Brasil. Si algo hay ilegal en Brasil, la justicia brasileña debería actuar, pero Podemos quiere ser juez mundial. PP y Ciudadanos han impedido la pretensión de un partido que es un intento de resucitar el comunismo: todo por el pueblo sin el pueblo, para acabar en una dictadura que, a la vista de las experiencias comunistas, han generado destrucción social e infelicidad.
Guerra educativa
Soy de los que piensan que sería muy deseable un gran acuerdo social y política sobre las leyes de educación. Es un área que, lejos de partidismos políticos, debería tener un marco estable, ajeno a los vaivenes, en beneficio de la propia educación, de los gastos de las familias, de los alumnos y de los profesores. El máximo exponente de no desear un acuerdo amplio es el actual Consell, con un Vicent Marzà que ha movilizado a toda la sociedad valenciana, por su empeño en imponer el valenciano, por su afán de reducir todo lo que pueda la enseñanza concertada, por no dialogar.
El resultado es evidente: una gran fractura política y social, una guerra que no hace ningún bien. Por un lado, el tripartito; por otro, PP y Ciudadanos. Por un lado, los gobernantes; por otro, la sociedad civil, que es y debe ser la protagonista de la educación, y que no ha parado de movilizarse contra el decreto plurilingüe y contra la supresión de conciertos, con las manifestaciones multitudinarias de Valencia y Alicante. Es la mayor movilización callejera contra el actual Consell, y sólo ha comenzado.